Edición 166

U na sábana verde-rosada aparece ondeando en el cielo nocturno. Se arquea sobre sí misma, mengua y fluye, poco a poco va creciendo y de pronto se expande en el cielo de la noche. Una cascada de luz, un serpenteante río de colores pasteles cubre la bóveda celeste: “está comenzado a danzar”, se corre el rumor, mientras el horizonte vestido de negro, cambia mágicamente de color: es la Aurora Boreal, es naturaleza y magia unidas ante ti. No hay nada igual, nada comparable, por lo que sólo al verla, sabrás de lo que se trata. La auroraboreal nunca se repitedos veces de lamisma manera. Las luces se extienden por todo el horizonte en un gran arco blanco o una banda de colores gira- torios, o pueden estallar como espectaculares fuegos artificiales por todo el cielo. Repentinamentepuedeenviar rayosdecolorverticales quebuscan tocar tu rostro paradespués súbitamente desvanecerse como un pálido y hermoso velo. Puede brillar como un blanco fantasmal con insi- nuaciones de color alrededor de sus bordes alados, o puede destellar con vívidos tonos verde, o incluso teñir todoel cielodeuncolor rojo satinadoybrillante. Pueden durar unos minutos ú horas enteras. Si bien nadie puede pronosticar la ocurrencia de una aurora boreal, la sola posibilidad de verla por primera vez o por enésima vez, harán que viajar para buscar su en- cuentro, valga permanentemente la pena el esfuerzo. ¿Estas Listo? Foto: Ivan Salazar G. 5

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